El lote se ubica en el sector norte de la ciudad de Barrancabermeja, ciudad Colombiana cuya economía depende esencialmente del procesamiento del petróleo, fuera del casco urbano, aledaño a una zona de crecimiento subnormal, dentro de un polígono carente de directrices de estructuración urbana. El lote proponía un frente alargado hacia una vía férrea aun en uso, un costado abierto hacia una explanada de futuro crecimiento y dos bordes conformados con vivienda, uno de ellos de invasión.

Como pieza, se conciben dos frentes de interacción, uno institucional, específicamente orientado a la labor educativa, y otro cívico, de uso comunal y escolar, un espacio colectivo de interacción. Como dispositivo urbano, el proyecto se sintetiza en un entramado ortogonal de trazos, que del orden arquitectónico pretenden direccionar el orden urbano, una estructura de llenos y vacíos que busca establecer parámetros de aprehensión al polígono circundante y su conformación como arco de desarrollo, siendo un detonador que dinamice el sector a partir de la sinergia que este tipo de intervenciones debe generar, teniendo como premisa el carácter reactivo de lo urbano.
El proyecto es una línea de horizonte, cuya superposición de planos desvanece su compacidad y la diluye en un paisaje propio, un ámbito que convoca y establece vínculos con su entorno próximo y lejano. La geometría del proyecto se conforma sobre una retícula por medio de una volumetría horizontal que confluye a la axialidad frontal, entre luz y sombras, llenos y vacíos, con el fin de encontrar en la secuencialidad la base del enriquecimiento espacial. Su proporción y escala horizontal refuerzan una imagen acompasada dentro del juego de positivos y negativos. Su desarrollo modular solo es roto por los elementos de acceso, cuya proporción aumenta para su conformación programática.

Se busca la aprehensión de la tectónica industrial que evoca la ciudad; metales expuestos, vidrio, tectónicas pétreas, que hablan del sitio, cuya estructuración constituye un carácter institucional y establece criterios de solidez y permanencia, a la vez que reducen los costos de mantenimiento. A nivel interior, se suma la madera, ambientando adecuadamente las áreas funcionales.