Desde una grieta , la única zona de relación directa que dejará la ciudad creciente entre el mar y el lugar del proyecto , se incrusta ésta línea de piedra sobre el vacío existente como un conector entre la tierra y el mar, enterrándose medio nivel , ésta roca se horada desde su interior para dar cabida al programa y en cuyo proceso se desprenden un conjunto de volúmenes que introducen luz, aire y se abren al cielo por medio de patios, y a su vez configuran una secuencia de recintos en su cubierta que sirve como espacio público permitiendo una conexión transversal entre las dos grandes zonas de espacio público y sombra generados cuando la línea se implanta en el terreno.

El proyecto entabla una relación directa con la tierra que busca alcanzar el mar; toma los materiales del lugar mismo, concreto ocre que con su textura recuerda las capas de la tierra, creando un vínculo directo con los tonos locales que se encuentran en el paisaje natural circundante.  El agua aparece en el sistema de patios, tanto del nivel inferior como del espacio público, en una doble condición: traer el mar al edificio, y reflejar el cielo reforzando así la condición de los patios como conectores entre el cielo y la tierra.

El sistema ofrece dos accesos, uno principal dirigido hacia el mar, donde una superficie se desdobla para conducir al público en general hacia al museo y la biblioteca que comprenden la zona cultural; el otro acceso se ubica hacia la montaña donde se abre a la ciudad respondiendo sus predominantes trazas urbanas y se configura el acceso a las instalaciones científicas y a las administrativas que se ubican en un volumen que sobresale al final de la línea.  El proyecto queda dividido así en tres áreas funcionales, por un lado lo público-cultural con un acceso independiente y ubicado en el nivel semienterrado, por otra lo científico, y finalmente lo administrativo desarrollado en la torre.